Los límites en la publicidad

15 de Marzo del 2017



La publicidad ha cambiado a lo largo de los años, ha subido de tono. Los comerciales que vemos en televisión enseñan cada vez más aquello a lo que no estábamos acostumbrados, inclusive muestran productos que antes no se anunciaban. Pero, ¿será bueno arriesgarse? ¿Qué tanto es demasiado? Ahora podemos ver comerciales donde anuncian preservativos con la misma frecuencia que un cereal; pastillas que ayudan con la disfunción eréctil como si fueran papas fritas; jabones para «esa zona íntima» como si estuvieran vendiendo consomé. No digo que esté mal, sino todo lo contrario; qué bueno que la gente y las agencias se estén abriendo más a la posibilidad de romper con los tabúes de temas «delicados». El problema –como con todo en el mundo– es la desinformación. Por ejemplo, la disfunción eréctil, un problema que ha existido lo mismo que la erección, ¿es algo delicado? Sí. ¿Es un tema fácil de abordar? No. ¿Se puede tratar? Por supuesto que sí. Entonces, ¿por qué mucha gente se sigue escandalizando cuando se habla del tema?

 

En publicidad hay muchos temas «intocables» o que deben «respetarse». Una manera de abordarlos es desde la comicidad para aligerar la carga. Pero hay que tener cuidado de no llegar al mal gusto; la línea que divide la picardía y lo corriente es muy delgada. Las enfermedades pueden ser abordadas con un toque cómico para ayuda al público a entender. Está comprobado que el buen humor y la risa son de gran ayuda para combatir una enfermedad. ¿Quién no ha hecho referencia alguna vez al «pajarito»? O ¿conoces a alguien a quien se le durmió el hámster? ¿O a alguien que tenga una «buena defensa» (delantera o trasera)? Pero, eso sí, al momento de hacer referencia a la mujer y a su cuerpo, hay que tener mucho cuidado de no sonar sexista, misógino o vulgar.

 

Las enfermedades nos afectan a todos. Todos tenemos a alguien cercano que ha luchado contra una enfermedad seria. Es algo muy doloroso y desgastante. ¿Por qué no hablar de ello? ¿Está mal darle un toque cómico? Depende. Las enfermedades terminales son difíciles de manejar. Y todas las demás también. Entonces, ¿cómo puedo saber si es posible o no darle un toque cómico a esto? Si dudas, es porque está mal. ¿Cómo? Así es, si tú mismo dudas si está mal o no, lo más seguro es que lo esté. Pide una segunda opinión. Te puedes reír del concepto, mas no del afectado. Te puedes reír de la disfunción eréctil, mas no de la persona que la sufre. Puedes jugar con el concepto de adquirir una enfermedad venéra, pero no lo hagas de la persona que la tiene. Es igual con otras enfermedades.

 

Usar metáforas, analogías, doble sentido, entre otras cosas, es un arte, no cualquiera puede hacerlo con gracia y salir ileso. Hemos visto en televisión a mucha gente que trata de hacerlo y fracasa terriblemente.

 

Dicen que no hay tal cosa como mala publicidad, pero no es así. El público castiga, y eso se refleja en las ventas (la política no cuenta, ya que hay muchos factores que pueden alterar el resultado). Si una marca hace una campaña sexista, el auditorio se enfada, y puede llegar hasta a boicotear a esa marca. Un ejemplo muy reciente fue una cervecería nacional. Su publicidad se basaba en exhibir a mujeres en bikini, ropa sugestiva, etcétera. Ahora, su estrategia cambió, su publicidad ya no se basa en eso. El público los castigó.

 

No temas arriesgarte, pero tampoco te hagas el valiente. Sé respetuoso siempre. Se vale reírse, pero no burlarse. Puedes ser sexy, más no sexista. Pero lo que nunca debes hacer es perjudicar a tu cliente, pues puedes perderlo e inclusive perder prospectos. Todos conformamos al público, tus clientes también; nunca lo olvides.